Doctor, tengo cibercondria

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Doctor, tengo cibercondria

Cibercondríaco: Que padece cibercondría. Cibercondria: Síndrome de consultar compulsivamente los síntomas padecidos en un buscador de internet en vez de consultarlos con un médico.

Sabemos que la revolución digital es campo abonado para la creación de nuevos términos, conceptos, tendencias e incluso tribus urbanas. Cualquier adolescente de hoy en día alucinaría no sólo con los dispositivos que usábamos para escuchar música en los 80 (sin mencionar cómo rebobinábamos las cintas con el bolígrafo bic) sino también con la simpleza con la que dividíamos los rebaños juveniles: pijos, punks, heavies, rockers, algún grupo alternativo… y fuera de eso, sólo quedaba el inframundo desplazado de los normales.

Hoy en día, surgen cada día nuevas categorías que definen miles de comportamientos, aspectos, rarezas, excesos y deformaciones, pero todos ellos con un denominador común: el uso de las tecnologías de la información. Y el que hoy nos ocupa es la cibercondria.

Cibercondria: Pasando consulta con el Doctor Google

La salud es un tema más que recurrente en nuestras visitas al Doctor Google. El médico de hoy en día se pregunta si en su pequeña consulta hay sitio para su paciente, Internet y él, habida cuenta de la ingente información disponible para el paciente. Hemos cambiado de ser pacientes pasivos cuya única participación en el proceso asistencial era abrir la boca para tragar cuantas pastillas nos dieran, a demandar más información sobre nuestras enfermedades y los tratamientos disponibles. Y este hecho, lejos de ser algo negativo, se ha demostrado como clave para hacer más eficiente nuestro modelo sanitario.

Cibercondria

Según una encuesta del Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (ONTSI), seis de cada 10 internautas utilizan Internet para informarse sobre salud. Además, el 80% de la población española que busca información sobre algún término médico recurre en algún momento a Internet, frente al 77% que consulta al médico, o al 46% que se acerca a la farmacia, según la encuesta de Pfizer sobre “El rol de Internet en el proceso de consulta de información sobre salud”. Y sorprende que casi la mitad busque información con la intención de obtener un auto-diagnóstico a partir de un conjunto de síntomas.

Si lo dice la televisión, es verdad (Homer Simpson)

Una de las consecuencias  de la cibercondría es el nacimiento de nuevos líderes de opinión. Mientras que hace unos años, fuera de la consulta acudíamos a “nuestra vecina que tiene una sobrina que sale con un chico que hace medicina” a consultar aquello que nos había dicho el médico y que no habíamos entendido, hoy acudimos al Doctor Google para que un foro, un blog o un perfil de facebook nos diga por qué nos duele la cabeza tan de continuo.

Es aquí donde nos topamos con la realidad: la calidad de la información sobre la salud que nos encontramos en internet deja mucho que desear. Nueve de cada diez entradas de la wikipedia sobre términos médicos poseen errores, y de hecho, la valoración que el internauta hace sobre la calidad de lo que encuentra no llega al aprobado.

El papel clave de la industria farmacéutica

Muchos abogan por vigilar y regular la veracidad de dichos contenidos, pero salvo dignos intentos realizados, como no, en Estados Unidos, pocas iniciativas se han llevado a cabo en nuestro país para facilitar al paciente su legítima necesidad de informarse sobre lo que más le preocupa. Y aquí, como ya hace en muchos otros aspectos de esto que consiste en curar, la industria farmacéutica debería dar un paso hacia adelante y posicionarse como proveedor referente y de calidad a la hora de informar al paciente.

Tradicionalmente los laboratorios han sido muy prudentes a la hora de interrelacionar con el paciente y, aunque es algo que está cambiando, se necesita avanzar al respecto. Sobre todo, porque es el propio paciente el que considera al laboratorio como fuente de información fiable.

Y afortunadamente, no sólo de paracetamoles vive el hombre.